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El confinamiento y el toque de queda que el estado ha impuesto, así como las condiciones sin precedentes que han surgido a causa del estallido de la pandemia y la expansión del virus del covid19, demostraron la esencia criminal, antisocial y parasitaria del estado. Al Estado no le importa la vida humana de la gran mayoría social. El único interés para los opresores es el rescate de la economía, el crecimiento del lucro y el regreso a la normalidad capitalista.
A la misma vez que se impone la prohibición de la acción política, las concentraciones, las manifestaciones y todas las protestas en general se ponen en el punto de mira como ́ bombas sanitarias´. Esta estrategia política culminó con una orgia de represión contra los participantes en las manifestaciones del 17 de noviembre, del 26 de noviembre (huelga general), del 6 de diciembre. Así como, en las movilizaciones de les estudiantes contra el nuevo proyecto de ley educativo, en las acciones de solidaridad con el preso político D. Koufontinas, que está en huelga de hambre, y en las concentraciones contra la administración estatal de la pandemia.
Utilizando la ´propagación del virus´ como pretexto, el estado normaliza el régimen de emergencia e impone un confinamiento político contra sus enemigos políticos y de clase. Ponen multas a militantes políticos, desalojan centros sociales y ocupas con objetivo la debilitación gradual de la gente que lucha.
Especialmente para el movimiento anarquista y los grupos sociales radicales podemos referirnos a una prohibición total de acción y una intención de aniquilación en el tejido social.
En la ciudad de Patras, desde el principio del nuevo confinamiento y en medio de decisiones estatales criminales sobre el asunto de la pandemia (que llegó al punto de costar la vida a 100 personas por día) se realizaron protestas de resistencia decisivas contra la imposición del terrorismo estatal y la brutalidad capitalista.Y además, manifestaciones en solidaridad con toda la gente que lucha por la vida, la salud, el derecho a la residencia, educación, libertad y dignidad.
A lo largo de las manifestaciones, mucha gente que desafió las prohibiciones y las intimidaciones fue apaleada por las fuerzas policiales, que igualmente atacaron espacios políticos y ocupas, y pusieron docenas de multas vengativas a la gente.
Como la ola de represión se intensificará pronto (dado que el estado tendrá que lidiar con las consecuencias criminales de sus decisiones) y que la resistencia social se intensificará igualmente, las necesidades del movimiento también aumentarán a nivel material. También, las necesidades que surgen de la defensa política de nuestras estructura y luchas son muchas y el movimiento está agobiado por multas y costas judiciales de miles de euros.
Por eso, llamamos a toda la gente que lucha a apoyar a nivel local e internacional, para poder confrontar las cargas adicionales provocadas por la represión estatal, en combinación con la sofocante condición social formada por la gestión estatal de la pandemia.
La solidaridad es nuestra arma!
